Esta semana pasada estuvimos en una charla del Tangram Institute en la que hablamos de tres de las «CO» que importan en este momento de cambio: co-working, co-learning, co-creación. Podrían haber sido otras pero estas tres fueron las elegidas ya que una vez que tienes claro la de co-laboración, se trata de ir a lo práctico y como la puedes rentabilizar.
En las exposiciones y posterior coloquio quedó claro que las lineas clave para afrontar el cambio (no solo el que surge de la crisis sino el permanente necesario para la evolución) pasan también en lo profesional y empresarial por el aprendizaje y la colaboración y por tanto, en el aprendizaje en colaboración, o sea el co-aprendizaje y la creación de comunidades de aprendizaje.
Me atrevería a asegurar que se sembró la semilla que nos va a llevar a compartir aprendizajes a corto plazo, tanto en redes virtuales como en redes mixtas en donde iremos alternando lo presencial como lo virtual. Como de hecho ya estamos haciendo cuando escribo este post, lo distribuyo en varias redes, tu me haces algún comentario y, con algunos de vosotros nos encontramos en algún evento y lo comentamos.
Las comunidades de aprendizaje son excelentes para que los profesionales se desarrollen, aprendan y colaboren compartiendo conocimientos y experiencias profesionales llegando a la propuesta de soluciones de problemas planteados.
Sandra Sanz-Martos citando a Onrubia (2004) nos define a las comunidades de aprendizaje como «contextos en los que los alumnos aprenden gracias a su participación e implicación, en colaboración con otros alumnos, con el profesor y con otros adultos, en procesos genuinos de investigación y construcción colectiva del conocimiento sobre cuestiones personal y socialmente relevante«. Esta es una buena definición ligada al sistema educativo tradicional o como mínimo formal.
Continúa: «La premisa en que se apoya la idea de las aulas como comunidades de aprendizaje es la consideración de que el aprendizaje individual es, en buena medida, inseparable de la construcción colectiva de conocimiento, y que tal construcción colectiva constituye el contexto, la plataforma y el apoyo básico para que cada alumno pueda avanzar en su propio conocimiento.«
Ahora de lo que se trata es de traspasar la experiencia docente formal al mundo de la empresa. Y no solo al de las grandes empresas si no al de las Mipymes y al de los profesionales autónomos. Algunas experiencias ya existen.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de las necesidades de aprendizaje continuo para sobrevivir y de las nuevas formas de aprendizaje. El paso siguiente es no hacerlo solo. Hacerlo en compañía de otros que nos vamos encontrando en el camino y con los que coincidimos en alguna necesidad de aprendizaje.
La figura del profesor, si existe, evoluciona y se convierte en un facilitador. Las experiencias en el mundo docente consideran que la figura del facilitador aumenta el rendimiento de las comunidades aportando pistas para la búsqueda de información, elementos para mejorar la selección de los contenidos validos, así como, puede incidir en propiciar el mantenimiento de la motivación y participación de los miembros y en gestionar la dinámica de la comunidad.
En una fase inicial cada cual debe fijar un destino y un camino para llegar. Destino y camino que no deben ser inamovibles: serán relativamente adaptables a las circunstancias.
Luego, a la vez o incluso antes que más da, habremos encontrado compañeros. Ahora se trata de ver si vamos a ir juntos un cierto tiempo. Las preguntas que nos formulemos y su debate permitirá que establezcamos temas de común interés para ser trabajados conjuntamente.
Un grupo de profesionales, los trabajadores de varias pequeñas empresas, … gestionando juntos nuestro crecimiento profesional y el éxito de nuestras empresas.
Si os parece seguimos hablando de este tema. ¿Os apuntáis?
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Os dejo este excelente post de Mariaana Sbert